Fui a una entrega de premios. Me presentaron a las personalidades. Una de ellas una señora madura muy sonriente. Me di la vuelta y la escuché decir "joder qué bueno está". Subí a una nube de vanidad. Me emborraché. Volví a la oficina. Las dos de la mañana, encorbatado, chaqueteado y tajado. No podía abrir el portal. Llegaron dos lolitas de veintiuno. Abrieron. Las miré como el "joder qué tio bueno" que era. Entré. Subí por la escalera. En el primer descansillo las oí decir: "joder qué putero".
(Basado en hechos reales)
88 palabras
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